martes, 16 de diciembre de 2008

PELUQUERÍA

Antes de salir de España a muchos ya os manifesté mi inquietud acerca de como desenvolverme cuando me tuviera que enfrentar a mi primera visita a la peluquería. Y por algo lo decía...

Mi raíz ya llevaba varios días recordándome que el momento se estaba acercando y, tras madurarlo un poco, el lunes cogí los diccionarios de inglés y chino y me dispuse a ir a la peluquería del barrio que mejor pinta tenía. Dos chicas jovencillas muy sonrientes me recibieron en la puerta. Primer objetivo: ver si alguien hablaba inglés. "Ni (3) men(2) shuo (1) ing (1) wen(2) ma?" "bu(4) shuo(1)". Ese no me llegó al alma...

El vocabulario de peluquería que me había aprendido en inglés no me servía para nada, por lo que solo me quedaba recurrir a la técnica de los gestos. Me sentaron en una silla, y cuando vieron que empezaba a gesticular, llamaron a toda la "tropa". 7 peluqueros-as a mí alrededor intentando adivinar lo que la occidental de turno pretendía hacerse en la cabecica. Con un trozo de papel de plata les expliqué que quería mechas y tras un par de minutos conseguí que me sacaran una paleta de colores. Pero en mi peluquería de Zaragoza nunca elegía el color si no que la peluquera lo hacía por mí. Total que cogí un castaño y un rubio (los que mejor me parecieron). Pero fue como si algo no casase: todos movían la cabeza diciendo que no y hablaban entre ellos. Así que cogí un papel, les señalé mi cabeza y luego puse un símbolo de =, que eso es internacionalmente conocido. Tras otro minuto de gabinete de crisis entre el staff de la peluquería, todos empezaron a decir, "hao(3), hao(3)", "bueno, bueno". Y yo me dije, "buen trabajo Elena, lo has conseguido".
La verdad que en la peluquería me trataron fenomenal. Me pusieron una tele de plasma, me sacaron té, zumo y me sonreían constantemente. Pero, cuando empezaron con el color yo veía que de uno de ellos me estaban aplicando un montón. Yo pensaba que era del rubio, y le mandé un sms a Jorge para ponerlo en antecedentes. Me lavaron y me hicieron un masaje increíble. Cuando ya me senté y vi el color de mi pelo me di cuenta de que no era rubio si no moreno: volvía a mi adolescencia.

En la fase del corte sí que acertaron, quizá porque, después de la experiencia, me esforcé un montón y continué gesticulando hasta que estuve completamente segura de que me habían entendido. Jorge, según las últimas noticias que había recibido, me esperaba rubia platino; pero no, llegué castaña oscura, por ejemplo...

Llevo una semana y todavía por las mañana me sorprende este color de pelo. Temo que se pasen dos meses!!!!

Y LUEGO DICEN QUE ESTAMOS LEJOS...

Gracias al despliegue de medios que el pasado sábado hizo Ana (Esponjita para los amigos), fue posible celebrar nuestro "primer" ciber botellón.

¿Cómo organizarlo? Basta con que un grupo de amigos quede en una casa que disponga de web-cam y skype, y tener la voluntad de celebrar un café "tasquín" con pacharán y puro incluido (a las 16.00 h).

La sede de Taiwán ya está preparada: cuenta con dos botellas de absolute, hielo, sprite y muchas ganas de saber de vosotros.

Espero que estas fotos os animen a que no sea el último.

MANDARIN LEARNING CENTER

Ahí va una foto de mis compañeros de clase. El único que falta es el Francés.

Una imagen vale más que mil palabras...


GELSA PRESENTE EN NUEVOS TERRITORIOS: JAPÓN

Esta ha sido la primera vez que me he visto afectada directamente por el término jurídico "fuerza mayor". 24 horas antes de despegar hacia Bangkok estalla el conflicto en Tailandia: suspenden nuestro vuelo porque las movilizaciones han bloqueado el aeropuerto internacional. Tengo que salir del país por temas de visado, se disparan todas las alarmas. Tras dos horas reclamando el dinero del vuelo y del hotel de Bangkok, y unas 4 buscando nuevo destino, decidimos visitar Tokio. A pesar de que entre mis destinos estrella no se encontraba Japón tengo que confesar que me ha cautivado.

Para empezar con buen pie volamos en un avión de Hello Kitty (friqui total). Y así como aterrizamos (maletas incluidas) probamos lo que se entiende por una noche de marcha en Japón: Ir al Karaoke. Habíamos quedado con todos los compañeros de ICEX de Jorge y allegados, entre los que estaba Belén (nuestra anfitriona). Después de cenar recorrimos un par de calles para coger un ascensor en un portal que nos llevaba al Karaoke elegido. Como paréntesis comentar que allí no te encuentras los bares y garitos a pie de calle, si no que tienes que ir leyendo (o, en mi caso, intentando interpretar) los carteles de las fachadas donde te indican: en el piso 3 restaurante Mexicano, en el piso 5 Karaoke, en el piso 7 peluquería,... Bueno, una vez situados en el local, no se trata de un espacio diáfano donde todos bebemos y el que quiere canta, si no que a cada grupo lo ubican en una habitación. Contratas un tiempo de estancia durante el cual tienes barra libre (las copas las pides por un telefonillo y te las traen a la habitación) y, sin haber ingerido una gota de alcohol, a elegir canciones y a cantar se ha dicho. Nos acompañaban dos chicos Australianos (muy majos) que parecían profesionales; visto el nivel yo decidí retirarme (Jorge cantó, fue divertido).


Al día siguiente madrugamos para patear la city. Comenzamos con el templo de Senso-ji, uno de los más bonitos de Tokio. Intenté seguir todo el ritual: Humo de incienso por la cabeza, lavarme las manos con agua, tirar monedas (con reverencias y palmadas incluidas); a algún asiático le hice gracias y me hizo fotos y todo. Recorrimos el parque de Ueno (el color de los árboles era increíble) así como el barrio Yanaka (tiene un cementerio por las calles del barrio, curioso). Visitamos el estadio de Sumo, pero nos quedamos con las ganas de ver un combate (estaban fuera de temporada). Y terminamos en una zona dedicada por completo a la electrónica. Por la noche fuimos al paso de peatones más transitado del mundo: el de Shibuya (si estás en primera fila casi da miedo ver lo que te viene encima).

El domingo nos fuimos a la zona Oeste para ver un desfile de personajes de toda índole. A primera hora vimos bodas celebradas por distintos ritos (ojo con los que van vestidos de negro, qué poco tienen que discurrir para el traje). Fuimos a un templo donde los niños y algunos adultos vestían con el traje tradicional: Los Kimonos. Son muy elegantes y, sobre todo las niñas, están guapísimas. Después visitamos el parque de Yoyogi y la zona de Harajuku: Impresionante. Los domingos la gente se pone un disfraz extravagante (y este término hay que tomarlo al pie de la letra) para reunirse con sus amigos y pasar el día. Encontramos "la tienda de disfraces" y me quedé con las ganas de probarme uno (a tener en cuenta para los próximos carnavales). Callejeamos por zonas alternativas y terminamos la tarde en el piso 45 del hotel donde se grabó la peli: "Lost in translation". Vista nocturna de Tokio inolvidable. Lo último del día fue tomar una bebida de sake en un garito minúsculo pero con un camarero muy simpático.

El último día madrugamos para ir al mayor mercado de pescado del mundo, donde encontramos los atunes más grandes que he visto en mi vida. Vimos la subasta y terminamos almorzando a las 7 am pescado crudo en un bar de los alrededores (buenísimo). Nos fuimos a hacer mi visado, y tengo el tema solucionado para los próximos 6 meses, en dos palabras: "im- precionante".

La red de metro y tren de Tokio es una "marcianada". Cuando el de Villafranca y la de Gelsa se felicitaban por lo bien que se habían manejado en esta metrópoli y lo bien que los habían formado en los colegios de sus respectivas localidades no tenían ni idea de lo que les esperaba. Para terminar y darle un poco de emoción, nos quedamos dormidos en uno de los metros que nos llevaba al aeropuerto y no hicimos el cambio de tren que nos llevaba a Narita. Gracias que Jorge se despertó y que un grupo de señoras japonesas mayores se dio cuenta de que esos dos occidentales de cuellos doblados y maletas no iban en buena dirección. Nos costó la friolera de tres horas llegar al aeropuerto, llegando una hora antes del vuelo...

Volveremos a Japón...



VISTAS DE LA ISLA FORMOSA

Durante nuestro recorrido en moto por el parque natural de Kenting descubrimos a lo lejos un mirador de madera. Aparcamos las Vespas y anduvimos un kilómetro y medio rodeados de un verde diferente. Estas eran las vistas...

SUR DE TAIWÁN, KENTING


El viernes los seis españolitos cogimos el Ave Taiwanés con el objetivo de comenzar a explorar la isla en la que vamos a pasar 15 meses. En una hora y media llegamos Kaohsiung (segunda ciudad más grande de Taiwan). Pero, para llegar a nuestro destino, todavía nos quedaban casi dos horas de taxi.

La zona de Kenting es un parque natural que ofrece diversas actividades de ocio. Para no perder la costumbre hemos intentado explotarlas al máximo.

En Kenting Beach Small Bay probamos a que sabe el agua del pacífico. El día soleado, la música del chiringuito, la típica "salchicha" (además de otros sucedáneos que aparecen en las imágenes) así como la naturaleza salvaje que llegaba hasta la playa hicieron que la mañana fuese perfecta.

Pero lo bueno estaba por llegar: decidimos alquilar unas Vespas. Los principios, como en todo, son duros (yo al arrancar parecía a los picapiedras). Pero, así como cogí confianza, me transformé en el Halcón Callejero. Fue sencillamente genial. Recorrimos todo el parque, los diferentes miradores de la costa Este, el pueblo de Maobitou (con un templo espectacular que descubrimos por casualidad), la montaña de Guanshan,...

También hicimos un recorrido a pie por el parque natural. Es muy frondoso y tiene rincones espectaculares, pero está muy civilizado (23.ooo.ooo de habitantes en una extensión como Cataluña no se disimulan tan facilmente).

En cuanto a la noche, empezó con una cena en el puerto pesquero de Haobihu para terminar con una "cadeneta" compuesta por un inglés borracho, nuestro primer grupo conocido de boyeras taiwanesas, una niña de 10 años, varios mozos de la zona, una estriper, una puta y un grupo muy animado de guiris españoles (nosotros). La parte central es difícil de explicar.

Ahí tenéis algunas imágenes...

NUEVAS AMISTADES

Tras una semana de entrega total y absoluta al idioma chino me dispongo a seguir contando mis aventuras en Taipei. Tras superar la fase de adaptación al país, estoy intentando integrarme en la sociedad Taiwanesa a través de mi todavía pequeño círculo de conocidos. Pero observad con lo que me estoy encontrando:

En mi clase de chino tengo dos compañeras. La primera es una japonesa de unos 45 años con la que puedo hablar en Japonés o en Chino (a elegir...); el otro día al salir de clase vi que cruzaba conmigo el semáforo en el cuál me despido de todos mis compañeros y se encaminaba, sonriéndome, en mi misma dirección... Yo dije: "tierra trágame, como leches me comunico con esta mujer". Pero ella se adelantó y me empezó a contar, creo que en Japonés, algo que terminaba en flamenco... yo quise ser cordial y le dije "ah, flamenco" y me marqué un taconeo en medio de la avenida, como si lo hubiese hecho toda la vida. Y tras los 5 minutos interminables de deliberación que duró nuestro recorrido conjunto no fui capaz de saber si le gustaba el flamenco, si había visto bailar flamenco o si era descendiente directa por la rama asiática de un "bailaor"...

La otra compañera es una Tailandesa jovencita (23 años), que habla inglés, y con la que creía poder tener más afinidad. Aprovechando que era viernes por la tarde le pregunté por su fin de semana y esto es lo que recibí por respuesta: "el domingo me voy a un templo de voluntaria" me dijo, "y el sábado I am going to think". En ese momento pensé que el verbo to think tenía que tener alguna otra acepción que yo desconocía. Pero no me hizo falta preguntar, mi cara de asombro me delató: "meditation..." me aclaró Ya (2)Wue (1). Elena, como no has caído antes, meditación el sábado y el domingo al templo de voluntaria... toma ya. A ver como le explicaba yo que esa noche tenía cena de despedida de un amigo, el sábado tenía quedada para salir de copas y el domingo nos juntábamos la colonia española a comer paella. QUÉ DEJENERACIÓN!!!

Otra vía a explotar es el gimnasio. Entre todas las compañeras que procuran traducirme las clases a inglés está Hicory. Tendrá unos 40 años y es la amabilidad personificada. Total que me propuso quedar a tomar un café una tarde. Y allí fui, con mis libros de chino para aprovechar y repasar un poco lo que había trabajado hasta el momento. Pero como se nos acabo pronto el material (sólo sé decir me llamo Yi (2) Ling (2), me apellido Bei (3) y soy española) decidí bombardearla a preguntas: cuales eran las mejores zonas para vivir, los precios de un apartamento, donde estaba Carrefour (Caleful en chino),... Y cuando ya se acercaba la hora de despedirnos de una cita más o menos normal, Hicory se lanzó: me propuso ir con ella a un concierto. El horario era un lunes a las 7.30 pm lo cual ya no me sonó muy bien. Y cuando vi la cara del cantante en el poster publicitario que me había traído todavía me quedé más inquieta (ver foto). Pero, ¿cómo le iba a decir que no? Me llevaré cámara y procuraré haceros partícipes de mi experiencia.
Ala, y ahora a meditar un poquito...